La arquitectura cliente-servidor es un modelo de aplicación
distribuida en el que las tareas se reparten entre los proveedores de
recursos o servicios, llamados servidores, y los demandantes, llamados clientes. Un cliente realiza peticiones a otro programa, el servidor,
quien le da respuesta. Esta idea también se puede aplicar a programas
que se ejecutan sobre una sola computadora, aunque es más ventajosa en
un sistema operativo multiusuario distribuido a través de una red de computadoras.
En esta arquitectura la capacidad de proceso está repartida entre los
clientes y los servidores, aunque son más importantes las ventajas de
tipo organizativo debidas a la centralización de la gestión de la
información y la separación de responsabilidades, lo que facilita y
clarifica el diseño del sistema.
La separación entre cliente y servidor
es una separación de tipo lógico, donde el servidor no se ejecuta
necesariamente sobre una sola máquina ni es necesariamente un sólo
programa. Los tipos específicos de servidores incluyen los servidores web,
los servidores de archivo, los servidores del correo, etc. Mientras que
sus propósitos varían de unos servicios a otros, la arquitectura básica
seguirá siendo la misma.
Una disposición muy común son los sistemas multicapa en los que el servidor se descompone en diferentes programas que pueden ser ejecutados por diferentes computadoras aumentando así el grado de distribución del sistema.
La arquitectura cliente-servidor sustituye a la arquitectura monolítica en la que no hay distribución, tanto a nivel físico como a nivel lógico.
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